Anticipar la alegría de algo que creemos que nos resultará agradable tiene un poder casi inigualable para hacer nuestro presente más placentero.
Tener que enfrentarnos a una situación incierta la cual el resultado podría ser negativo, nos genera mucha más angustia que tener que enfrentarnos a una situación en la que ya sabemos de antemano que el resultado será malo.
En una investigación, los pacientes que requerían de una colostomía en forma temporal, tres meses después de su implantación se sentían más angustiados que los pacientes cuyas colostomías eran permanentes. ¿Por qué? Esto se debe a que la incertidumbre nos impide adaptarnos a los cambios ya que nos mantiene enfocados en lo que ella genera.
La incertidumbre sobre el futuro tiene un poder extraordinario para deteriorar la situación de nuestra vida presente.
Pero lo bueno es que lo contrario también es cierto: anticipar la felicidad de algo agradable parece tener un poder casi inigualable para hacer nuestro presente más dichoso.
Muchas veces, la alegría por adelantado es mayor que la felicidad que experimentamos al realizar el hecho en sí. Esto ocurre por dos razones, la primera porque a menudo nos sucede que la circunstancia no es lo que esperábamos, la conocida diferencia entre la expectativa y la realidad. La segunda, seguramente la más importante, es porque anticipándonos a algo agradable es ya intrínsicamente placentero.
Si miramos detenidamente la diferencia entre nuestros días felices y tristes, nos daremos cuenta que los primeros seguramente estén alimentados con pensamientos acerca de situaciones que aguardamos, mientras que los segundos están prácticamente vacíos de ellos. Si bien el hecho de tener algo que se espera con impaciencia, obviamente, no es lo único determinante para el estado de ánimo, sin dudas que ejerce claramente una influencia poderosa. Cuándo nuestros estímulos están por debajo de lo normal deberíamos preguntarnos primero si la razón no será a causa de la ausencia de un claro placer anticipatorio.
Esto es clave para nuestro bienestar: esperar algo con interés, desde terminar un trabajo, comenzar a leer un libro, ver una película, llevar a pasear a nuestros hijos, etc. la actividad no tiene porqué ser grande o importante, sólo aguardar algo con interés aunque sea sencillo.
Por desgracia, a veces es difícil encontrar este tipo de situaciones, sobre todo si existe algo que nos deprime o desalienta y ocupa un lugar preponderante en nuestra vida. Pero nuestros cerebros están programados para sentir más de una cosa a la vez, incluso sentimientos diametralmente opuestos, como la felicidad y la tristeza. Así que, incluso cuando estamos desanimados, poner algo delante de nosotros que nos provoque un placer anticipatorio, puede ser la clave, inclusive si nuestro desánimo proviene de otra cosa.
Si bien se necesita trabajo y planificación para tener algo que frecuentemente nos cause esta sensación de satisfacción, la inversión vale la pena. Es sorprendente el impulso que nos puede dar el más pequeño placer por anticipado, incluso si nos sentimos tristes o deprimidos.
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