¿Por qué juzgamos mejor a una persona que a su grupo social?


Es bastante común que los seres humanos tengamos la tendencia a conceptuar mejor la conducta individual de las personas, que la del grupo social del cual son parte.


persona grupo social

Es muy frecuente que hagamos generalizaciones sobre comportamientos grupales, por ejemplo, mucha gente podría decir que los jóvenes son propensos a beber en exceso o que las personas mayores tienden a ir a dormir temprano. Es de suponer que si usted cree que determinado grupo o colectivo actúa de una manera en particular, entonces debe asumir que cada miembro de ese grupo es representativo del grupo en su conjunto. O sea, si usted cree que el 40% de los jóvenes beben en exceso, si selecciona a un joven al azar, usted debe asumir que esa persona tiene un 40% de probabilidades de ser un bebedor empedernido.

Una serie de estudios realizados por el profesor de la Universidad de California el psicólogo Clayton Critcher y su equipo alude a que las personas analizamos de manera diferente a un individuo, que al colectivo o grupo que esa persona es parte.


En estos estudios, los investigadores analizaron por qué juzgamos mejor a una persona en función individual, que como parte de un colectivo que integra.


Por ejemplo, en una de las investigaciones se les solicitó a unos estudiantes universitarios que analizaran una variedad de comportamientos de estudiantes de otros grupos. Algunos de estos comportamientos tenían un fuerte componente ético (como ceder el asiento del autobús a una persona mayor), mientras otros comportamientos eran egoístas (por ejemplo, no hacer su parte en un proyecto de grupo).
En base a esto, se les pidió a los participantes que reflexionaran sobre la forma de proceder de los integrantes de los otros grupos:

a) ¿Qué porcentaje de estudiantes podrían haber sido autores de dichos comportamientos?

b) Se seleccionó un estudiante al azar y se les preguntó a los participantes que tan probable era que esa persona tuviera esos comportamientos.

Los resultados fueron que para los comportamientos éticos, el estudiante individualizado recibió bastante mejor calificación que el grupo en su conjunto. En cambio para los comportamientos egoístas, no hubo diferencias entre el individuo y las evaluaciones de grupo.

Esta situación ocurre porque cuando juzgamos a un individuo, nos centramos en los elementos que hacen únicas a las personas, como su capacidad de realizar sus propias acciones. En cambio, cuando juzgamos a los mismos individuos pero grupalmente, nos centramos en características más generales del comportamiento de personas diferentes.

Esto tiene implicaciones, por ejemplo, en nuestros juicios de culpabilidad o de valor que hacemos de las personas, es decir, al creer que el individuo es más ético que su grupo social, lo hacemos más responsable de determinadas acciones, incluso si su grupo tiende a tener el mismo comportamiento.



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