¿Cómo reacciona el cerebro ante un objeto en movimiento?


¿Alguna vez se ha puesto a pensar como hace un tenista para saber hacia que punto exacto se tiene que mover, para devolver una pelota que recién acaba de salir de la raqueta del rival, y viene a más de 100 km/hora?
La respuesta es sencilla: el cerebro realiza cálculos y predicciones automáticamente. Veamos como lo hace.



Imagine a un jugador de tenis, que en medio de una partida, está haciendo un peloteo intenso con su rival, cada pelota que viene hacia él, debe saber dónde pararse para devolver el tiro, ni un metro más atrás ni un metro más adelante, además, el golpe debe ser exacto en fuerza y dirección para que la devolución llegue a dónde él la quiere colocar… ¿Cómo hace este jugador para hacer todos estos cálculos en milésimas de segundos?
Esta misma experiencia la podríamos trasladar a muchos otros deportes y a situaciones de la vida cotidiana.
Investigadores de la Universidad de California realizaron un estudio al respecto.


La pelota y el cerebro

En la fracción de segundo que necesita una pelota de tenis para viajar de la raqueta del rival a este lado de la red… teóricamente el ojo necesitaría encontrar la pelota, las células sensoriales del ojo deberían determinar su velocidad y llevar la información al cerebro, el cerebro a su vez, enviar un mensaje a los músculos de piernas y brazos para responder. Pero si esperamos que todos estos pasos sucedan, cuando reaccionemos, seguramente la pelota ya ha pasado hace rato.
Pero sabemos que el jugador ha logrado golpear la pelota a pesar de todo esto, así que ¿cómo lo hace?
Los estudios realizados por el equipo de investigación determinan que tan pronto el cerebro sabe que algo está en movimiento, anticipa el desplazamiento del objeto, o sea, hace un presagio de a donde ira ese elemento.

En el momento que la pelota inicia su recorrido, el cerebro del tenista percibe a la bola una fracción de tiempo más adelante que donde verdaderamente está; sus neuronas hacen un vaticinio del trayecto en cada tiro del rival, eso le da tiempo al jugador para tener la reacción adecuada a cada tiro de su rival.
En este caso se podría decir que el cerebro no funciona en tiempo real, sino que funciona un paso más adelante.


Cerebro y objetos en movimiento

¿Cómo llegaron los investigadores a estas conclusiones?
Hay una región en la parte posterior del cerebro llamada zona V5, que es quien se encarga de procesar la información y hacer las proyecciones sobre los objetos que están en movimiento.

Estudiantes de la universidad fueron voluntarios para realizar unos experimentos con luces intermitentes en movimiento, mientras que sus cerebros estaban siendo escaneados con resonancia magnética. En dicho estudio se pudo observar como se anticipa el cerebro ante un patrón de movimiento repetitivo de luces.

Estas investigaciones también nos pueden ayudar a explicar cómo las trayectorias alteradas nos logran engañar, vale decir, cuando el rival lanza un tiro con un efecto inesperado.
Este procesamiento de información que realiza el cerebro con objetos en desplazamiento, incide también en otras situaciones más importantes que el deporte, por ejemplo cuando estamos tratando de cruzar una calle con autos en marcha.

Cuando esta percepción se ve afectada, significará que la persona tendrá problemas para predecir con exactitud la ubicación de cosas en movimiento, y le resultará difícil realizar algunas tareas tan simples como verter café en una taza o cruzar la calle con seguridad.



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