¿Por qué no puedo ser más feliz? o ¿por qué estoy tan negativo? Son preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez y la respuesta es más simple de lo que usted cree: la evolución de la especie es la culpable.
Los seres humanos estamos programados por miles y miles de años de evolución para pensar negativamente, esto es así porque en tiempos ancestrales, con depredadores al acecho entre otros peligros, lo necesitábamos como una cuestión de supervivencia: pensar negativamente, o sea, darle más relevancia siempre al peor escenario posible, podía significar la diferencia entre la vida y la muerte.
En el lenguaje psicoterapéutico este efecto se llama sesgo de la negatividad. El problema es que hoy en día la mayoría de nosotros no se enfrenta a amenazas mortales cada día, por tanto, en los tiempos que corren este sesgo no es tan útil, pero a pesar de ello, nuestro cerebro lo sigue utilizando. Este sesgo es quién nos induce a pensar ciertas cosas, por ejemplo, una persona que no tiene trabajo es muy común que se diga a si mismo "nunca más voy a encontrar un nuevo trabajo" o una mujer que no encuentra a su media naranja piense que "todos los hombres son idiotas". Incluso este efecto puede ser capaz de que dejemos de intentar de hacer ciertas cosas, lo que impedirá alcanzar nuestros objetivos.
El sesgo de la negatividad es un fenómeno psicológico por el cual nuestra mente otorga preferencia a invocar experiencias desagradables (y por tanto, a actuar en consecuencia). Jean Piaget, el padre de la psicología evolutiva decía que los niños tienen un deseo natural por aprender cosas nuevas, pero cuando se convierten en adultos evitan todo lo que implique un riesgo, este sesgo induce a que los individuos reaccionen rápidamente para protegerse, lo cual muchas veces dificulta su desarrollo.
Buenas noticias
Pero por suerte hay buenas noticias y es que hay algunas maneras de derrotar a este efecto negativo. Una técnica sencilla y con la cual se obtienen muy buenos resultados es la que recomienda el psicoterapeuta Jonathan Alpert, de la Universidad de Nueva York (incluso ha escrito un libro sobre este tema) y es la siguiente: por ejemplo, utilicemos uno de los ejemplos que marcamos mas arriba, una mujer piensa "todos los hombres son idiotas", se debe tomar una hoja de papel, dibujar una línea vertical en el medio y escribir el pensamiento negativo del lado izquierdo, posteriormente del otro lado hacer una revisión de la realidad. Un ejemplo sería replantear ese pensamiento escribiendo "seguro que hay muchos idiotas por ahí, pero no todos los hombres son idiotas, mi padre no es un idiota o mi hermano no es un idiota".
Con el tiempo, este ejercicio hará que su cerebro se redireccione automáticamente hacia la realidad más positiva de la situación.
Según Alpert, también ayuda el hecho de saber porqué somos propensos a esto y sobre todo, porqué respondemos de forma negativa a determinadas situaciones, es parte de nuestro "cableado" evolutivo, concluye.
Gracias por ilustrarme en el tema y darle explicación a mi negatividad
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