Las personas que corren más riesgos de ser víctimas de algún tipo de fraude, son precisamente, quienes ya han sido estafadas en otra oportunidad. Veamos por qué.
Hay algo que los expertos en fraudes saben muy bien: las víctimas preferidas de los estafadores son aquellas que ya han sido estafadas, esto puede ser un poco difícil de suponer ya que se espera que una persona que haya sido víctima de un timo, esté en guardia. Sin embargo las entrevistas e interrogatorios a los más avezados estafadores indican que, a la hora de cometer un fraude, sus blancos preferidos son quienes ya hayan sido embaucados.
La explicación a esto tiene un origen psicológico y lo encontramos en un poderoso e irracional deseo de creer en que la otra persona desea ayudarnos. En la mayoría de los casos, tal deseo tiene probablemente su inicio en una decepción temprana producida por otra persona, esto conduce a dos posibilidades:
a) La persona se vuelve desconfiada y generaliza a partir de esa experiencia a los demás, como método de protección para no ser herido nuevamente.
b) La persona niega lo ocurrido. Esa negación puede deberse a la sensación de que quién lo decepcionó es demasiado importante como para renunciar a él, como por ejemplo un padre, de quién todavía se necesita su protección, por tanto prefiere olvidar.
Las personas que son propensas a la segunda posibilidad, es muy probable que desarrollen un patrón de vulnerabilidad al fraude, en otras palabras, la detección de probabilidad de estafa de esa persona va a mirar para otro lado. Al perpetuar la experiencia anterior de decepción y dolor (de forma inconsciente) nuestro sistema mental anti-engaños se detiene como una señal de ahorrarse una repetición dolorosa. Esto induce a activar la creencia de que la persona realmente quiere ayudarnos.
¿Cómo aprovechan esto los estafadores?
En los Estados Unidos, la Oficina de Protección Financiera del Consumidor ha realizado numerosos estudios que comparan el comportamiento y las características de personas víctimas de fraudes, con el comportamiento y características de personas que nunca han sido estafadas, para observar cuales eran las principales diferencias. Al estudiar estos comportamientos los investigadores han podido determinar algunos factores de riesgo que hacen a la persona muy vulnerable frente a un potencial estafador.
Estas conclusiones, más cientos de investigaciones analizadas por la policía de fraudes encubiertos, encontraron que todas las estafas tienen una serie de seis tácticas de persuasión comunes en la mayoría de los esquemas de fraude. Estas seis tácticas son:
- Riqueza imaginaria: usted va a hacer mucho dinero con esto.
- Credibilidad de la fuente: soy confiable, usted puede creer en mí.
- Consenso social: todos lo hacen ¿por qué usted no?
- Falta de tiempo: rápido, que el tiempo se acaba.
- Comparación: lo que usted está recibiendo es mejor que otra oferta (posiblemente también imaginaria).
- Amistad: lo hago por ti porque eres mi amigo.
Los datos de diferentes estudios muestran reiteradamente que, en comparación con otras personas, quienes han sido víctimas de estafas se muestran, por ejemplo, más interesados en materiales de promociones gratuitas y tienden a leer todo su correo electrónico, incluidos los anuncios. Durante el curso de algunas entrevistas, este patrón de exponerse a un timo era reiterativo en estas personas. Cuando se les preguntó sobre la motivación de dar importancia a cierta clase de información, las respuestas más repetidas fueron: una ganancia financiera, hacer un buen negocio, el aburrimiento o simplemente un pasatiempo agradable.
Consistentemente con estos datos y a diferencia de las demás personas, las víctimas de fraudes se mostraron más atraídas por las tácticas de persuasión utilizadas por los estafadores, incluso después de haber sido estafados en más de una oportunidad. Este patrón se repite, prácticamente de igual manera, en diferentes edades y estratos sociales.
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