¿Eres de las personas que frecuentemente en el almuerzo dice 'no como más' y sin embargo no puede resistirse a seguir? ¿Decidió dejar de tomar alcohol pero al poco tiempo retoma el hábito?
Todas estas conductas implican una falla en nuestro sistema de autocontrol ¿existe alguna solución?
La capacidad de controlar los comportamientos no deseados es parte de lo que los científicos denominan control ejecutivo. El control ejecutivo es un término que hace referencia a una serie de funciones cognitivas, como por ejemplo: la atención, la planificación, la memoria, iniciar determinadas acciones y la detención de las mismas. Cuando nuestros impulsos son los que ganan, un error del control ejecutivo es a menudo el culpable.
Pero afortunadamente estos fallos no son inevitables, de hecho, los fracasos del control ejecutivo pueden disminuirse mediante el entrenamiento de nuestra memoria de trabajo.
La memoria de trabajo
La memoria de trabajo (o memoria operativa) se ubica en la corteza prefrontal del cerebro y está fuertemente relacionada con el control ejecutivo. Lo bueno de esta memoria es que se puede entrenar para mejorarla y con ello, aumentar nuestro control ejecutivo.
Está comprobado que las personas con menos memoria de trabajo tienen un pobre funcionamiento del control ejecutivo.
Hace un tiempo, unos investigadores de la Universidad de Maastricht (Países Bajos) se propusieron comprobar si el fortalecimiento de la memoria de trabajo de un grupo de personas podría ayudarles a controlar sus impulsos.
La investigación
El estudio se basó en experimentar con el control de impulsos en grandes bebedores, para ello seleccionó a un grupo de individuos que consumían más de 30 vasos de bebidas alcohólicas por semana, para realizar una serie de sesiones de entrenamiento de la memoria de trabajo.
Los participantes fueron divididos en dos: un grupo de tratamiento y un grupo placebo. En total se realizaron 25 sesiones en poco más de un mes.
Los integrantes del grupo que realizaron el tratamiento, efectuaron un programa de entrenamiento de memoria de trabajo que incluía una variedad de tareas verbales y espaciales, diseñadas a ejercitar la memoria de trabajo. En una de las tareas los individuos observaban un juego de naipes, una carta a la vez, en la pantalla de un ordenador. Debían memorizar el orden de las cartas tal como las vieron, pero posteriormente debían expresarlo en el orden opuesto, o sea, debían recordar el ordenamiento inverso exacto de los naipes.
La prueba consistía en comenzar con unas pocas cartas e ir sumando más a medida que avanzaba la prueba, en esencia, se estaba impulsando a que la gente trabajara su memoria de trabajo cada vez más.
Según los investigadores, memorizar un grupo de objetos y después expresarlos en el orden inverso (e ir agregando objetos a medida que se avanza) es uno de los mejores ejercicios para entrenar la memoria de trabajo.
Los integrantes del grupo placebo también realizaron esta prueba de memorización inversa, con la diferencia que el número de naipes no aumentaba.
Los resultados
Los efectos de este tratamiento fueron bastante positivos, las personas del grupo de tratamiento mejoraron notoriamente en tareas que implica el uso de la memoria de trabajo, pero también mejoraron en otras tareas de control ejecutivo que no habían practicado. Aún más interesante es que estas personas redujeron la ingesta de alcohol en unos 10 vasos por semana, con mayores reducciones en aquellos individuos con impulsos más fuertes hacia el alcohol.
Las personas del grupo placebo no mostraron cambios significativos en su conducta con la bebida.
Otra buena noticia es que un mes después de finalizado el tratamiento, los participantes del estudio aún mantenían los beneficios tanto en términos de mejoría de memoria de trabajo como en la reducción de ingesta de alcohol.
Según los autores del estudio, este trabajo sugiere que así como se puede crear músculo a través del entrenamiento con pesas, el entrenamiento cerebral puede reducir el abuso de alcohol y probablemente, toda una serie de comportamientos poco saludables.
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