Los seres humanos tenemos una fuerte tendencia a adornar y embellecer las historias sobre nuestro pasado, pero... ¿dónde está el límite entre una mentira y lo que nuestra memoria nos dice que ocurrió?
En el año 2003, un ex adicto llamado James Frey publicó en Estados Unidos el libro "A Million Little Pieces" ("En mil pedazos", como se conoce en español). Dicho libro es una autobiografía sobre su pasado como drogadicto y la posterior rehabilitación y recuperación del mundo de las drogas.
El libro fue proclamado como un ejemplo inspirador, tanto es así, que al poco tiempo de su lanzamiento estaba en la lista de preferidos del 'New York Times' como mejor Best Seller y así se mantuvo por quince semanas consecutivas. En octubre de 2005 el libro había sido seleccionado para el 'Club del Libro' de la famosa presentadora Oprah Winfrey y además, encabezaba las listas de venta del sitio Amazon.
A fines de 2005 se llevaban vendidas 3 millones y medio de copias.
Pero en el 2006 todo cambió, una investigación de la web TheSmokingGun reveló que la historia de Frey era en parte, un fraude. Si bien tuvo serios problemas de adicción, el forajido criminal encarcelado en varias oportunidades y buscado por la policía de tres estados (Ohio, Carolina del Norte y Michigan) como cuenta el libro, se redujo a unas pocas horas en una celda la única vez que fue detenido.
A partir de allí y acompañado por una fuerte controversia, Frey admitió que se hizo ver “más duro y agresivo que lo que en realidad fue". Señaló además que "...mi mente construyó una imagen cruel de mí mismo como sistema de autodefensa para lidiar contra la adicción. Y cuando empecé a escribir el libro me aferré a esa imagen".
Para quienes investigaron el pasado de James Frey, en la historia que cuenta en su libro hay partes que son ciertas y otras que son una fábula. Esto nos plantea la pregunta: en medio de esa fuerte predisposición que tenemos las personas a adornar nuestro pasado ¿dónde está el límite entre la mentira y la ficción?
Nadie lo recuerda todo...
Si bien lo que ocurrió con James Frey es un caso extremo que además se hizo público, prácticamente todas las personas exageramos y distorsionamos nuestro pasado, incluso sin intenciones de mentir.
Según el psicólogo y filósofo social Frederic Skinner "...ningún ser humano recuerda todo su pasado. En la memoria tenemos fragmentos y trozos de episodios que han sido codificados y cuándo recordamos, reconstruimos esas piezas narrativas coherentes y llenamos los espacios en blanco. Por más honesto que sea el relato, estos espacios en blanco en la inmensa mayoría de los casos, no harán otra cosa que embellecer los hechos".
El caso de Sigmund Freud es, tal vez, la más grande ironía en cuanto a reconocer nuestra habilidad para distorsionar los recuerdos. Freud consideró que si alguna vez él escribía su biografía, la misma tendría el efecto de los "recuerdos distorsionados" y siempre se negó a escribir tal cosa. Se sabe que el propio Freud destruyó muchos de sus documentos personales, cartas, diarios, etc. Una vez escribió "...no tengo ninguna intención de escribir mi historia personal ni de dejarles nada a los biógrafos".
Freud trató de que su propia biografía desapareciera, pero ni así pudo, es ampliamente conocido que algunas de sus historias de los casos más conocidos, fueron generosamente 'adornadas' por los biógrafos.
Cuándo recordamos el pasado, tendemos a creer que estamos haciendo un ejercicio racional de nuestra memoria. Sin embargo, los psicólogos cognitivos enfatizan en el carácter constructivo de la memoria y de que manera se fabrican y rellenan los huecos que tenemos en ella.
Para terminar...
En cierto sentido, los recuerdos son parecidos a los sueños, son una forma de contar nuestra realidad, pero a su vez, nuestra mente va inventando e incluyendo adornos involuntarios. Esto nos debería hacer pensar y meditar que, seguramente, nuestras experiencias con el pasado son más maleables de lo que pensamos.
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