En el año 2008, el sociólogo canadiense Malcolm Gladwell popularizó mediante un libro la teoría de que con una buena cantidad de concentración y trabajo duro podemos llegar a ser expertos en cualquier campo que quisiéramos.
La idea de Gladwell estaba basada en un estudio anterior, más concretamente de 1993 realizado por el investigador Anders Ericsson, en el que aseguraba que con unas 10 mil horas de práctica se puede llegar a ser un gran talento en campos cognitivamente exigentes, como por ejemplo la música o el ajedrez. La investigación de Ericsson estaba fundamentada en un estudio llevado a cabo con músicos talentosos, los cuales habían acumulado promedialmente unas 10 mil horas de práctica deliberada.
Sin embargo, las conclusiones plasmadas en el libro de Gladwell recogieron serios cuestionamientos de la comunidad científica, tanto fue así que la revista "Psychological Science" encargó a un grupo de investigadores un estudio sobre la relación entre la práctica y el rendimiento.
La investigación
Además de realizar un estudio propio, los investigadores analizaron 11 estudios previos sobre rendimiento y experiencia en distintas disciplinas.
Los resultados arrojaron que la práctica deliberada solo explica el 12% de la variación del rendimiento, con valores que oscilan entre los diferentes campos, por ejemplo, un 26% para juegos cognitivos (como el ajedrez), 21% para la música, 18% para los deportes, 4% para logros académicos, incluso en algunas profesiones específicas la variabilidad era de menos del 1%.
Estas cifras sugieren que, si bien la práctica es importante e influyente para el rendimiento, es mucho menos significativa de lo que Gladwell y Ericsson habían afirmado.
La idea de que miles de horas de práctica no garantizan el talento, puede ser difícil de aceptar para mucha gente, sobre todo para aquellos que creen fervientemente en el valor intrínseco del trabajo duro y la perseverancia. Pero de acuerdo con la psicóloga y profesora de la Universidad de Princeton, Brooke Macnamara (una de los autoras del estudio): "Con la falsa creencia de que sólo con la práctica es posible llegar al virtuosismo, es como vemos a muchas personas tomar decisiones equivocadas sobre cómo gastar su tiempo, esfuerzo y dinero. Al menos si advertimos de cómo funciona en la vida real, si alguien invirtió un montón de trabajo en algo y no logró sus objetivos, al menos pueden decir ‘esta no era la mejor opción para mí’, en lugar de pensar que es un fracasado".
¿Qué otros factores influyen en un buen rendimiento?
Por ejemplo, las investigaciones han demostrado que los jugadores de ajedrez que comenzaron a una edad más temprana, tenían promedialmente una calificación más alta que aquellos que comenzaron a practicarlo a una edad más tardía, aún ante similares horas de práctica acumulada.
Por tanto, la evidencia sugiere que la edad es un factor muy importante. Esto no hace otra cosa que confirmar lo que muchas investigaciones han asegurado: que la infancia y la adolescencia temprana son períodos críticos para la adquisición de habilidades.
La personalidad también es un componente muy influyente en el rendimiento, sobre todo mediante la disposición de la persona hacia una práctica más o menos deliberada. Asimismo, los diferentes rasgos de personalidad pueden ejercer influencia en el rendimiento, dependiendo del campo. Por ejemplo, una persona muy escrupulosa podría ser contraproducente en tareas de lectura musical a primera vista o labores que requieran un procesamiento rápido del lenguaje, ya que demasiado control podría ralentizar el rendimiento.
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