Hay un costado en la vida de Albert Einstein no tan recordado: era un ávido marino. Durante los años que veraneó en Nassau Point, el físico alemán gustaba de salir asiduamente a navegar a bordo de su embarcación “Tinef”, también es sabido que en varias oportunidades debió ser remolcado debido a su gusto por hacerse a la mar en días de tormenta. Existen crónicas en periódicos de la época en las cuales destacaban la pasión del físico por navegar en aguas turbulentas, por el puro gusto de hacerlo. A esto hay que sumarle un pequeño detalle, Einstein no sabía nadar.
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