La trampa de la música de fondo


La idea de que la música está ligada a la conciencia del ser humano es bastante robusta.
Pensadores tan diferentes entre sí como Confucio o Sócrates ya habían advertido hace miles de años, de los efectos de la música en el alma.
Los investigadores han encontrado evidencia de que estos filósofos estaban en lo cierto y se aprovechan de la situación.



El departamento de psiquiatría de la policía de San Francisco (USA) desde hace ya tiempo ha puesto en marcha un estudio sobre el impacto que tiene la música en los interrogatorios de sospechosos.
Es el caso de un joven, que fue atrapado por la policía acusado de cometer robos a mano armada en comercios de la ciudad, en la primera parte del interrogatorio, realizado en una sala cerrada, esta persona negó toda participación en los atracos. Psicólogos del departamento hallaron en su perfil de las redes sociales que el joven era un fanático del músico James Brown.
Posteriormente fue dejado solo y en unos parlantes instalados en las paredes de la sala, comenzó a sonar “I Feel Good” de su músico preferido.
Pasados varios minutos y un par de canciones más de James Brown el interrogatorio se reinició, y según cuentan los investigadores “…la persona estaba bastante más flexible que antes, no es que la música lo haya echo declarar, pero sí hubo una “bajada de guardia” de la persona, en la cual si los investigadores saben aprovechar el momento, seguramente se obtenga algo”.

Este tipo de interrogatorios sigue en marcha y se estima que está teniendo buenos resultados sobre todo en personas que se enfrentan por primera vez a un sondeo policial.


Está ampliamente estudiado, que en los grandes centros comerciales la música ambiente lenta hace que la gente se tome más tiempo y gaste más dinero. La música más dinámica estimula al público a moverse más deprisa. Por último, la música clásica induce a los clientes a comprar productos más caros.


Los sonidos "alegres" de las máquinas

También se usan sonidos de fondo para “bajarnos la guardia”, pero de distinta forma. La única función del sonido musical de las máquinas llamadas ‘tragamonedas’ o ‘tragaperras’ es confundir al cerebro.
Distintos estudios han demostrado que el sonido tiene la función de engañar la sensatez del jugador, conseguir que siga jugando y que sobredimensione los premios. ¿Cómo? muy sencillo.
Cuando el apostador gana, aunque sea una cifra miserable, la máquina lo celebra de forma alegre y ruidosa.
Como ya hemos visto, la mente no es inmune a manifestaciones sonoras que nos parezcan positivas.


Conclusión

El resultado es que los expertos, con música de fondo o simplemente con sonidos, nos pueden “ablandar” el cerebro y lograr hacer más dócil a las personas.
¿En cuántas otras situaciones se podría utilizar la música de fondo para hacernos más dóciles u obedientes?
Es importante saberlo para darnos cuenta cuando estamos “expuestos” a este tipo de prácticas.



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